jueves, 27 de septiembre de 2012


Érase una vez una Junta de Castilla y León que de repente se dio cuenta de que tenía provincias por encima de sus posibilidades. Casi ocho, concretamente. Pero no nos vayamos por las ramas. La Junta, que había vivido calentita en medio de sus provincias, de repente notó frío. Miró alrededor extrañada alrededor y se dio cuenta de que estaba en medio de la nada. Se levantó de repente y llamó a filas a sus hombres.
-¿Qué ha pasado? Hasta hace nada, yo estaba rodeada de provincias tranquilas, hormigueritos de los que me iba surtiendo, que me aportaban calor y alimento, y de repente me despierto y no hay nada. NADA.
-Señor, nosotros no tenemos la culpa. Lo que usted nos dijo, les hemos mantenido callados, tranquilos, acostumbrándose a estar alrededor de usted como un perrito que espera que le caigan las migajillas del pan y los pasteles que ellos mismos generaban. Y tampoco es que se hayan levantado en armas, oiga, que siguen sin dar un ruido.
-Ya, pero tampoco dan pan ni pasteles.
-Señor, dijo el bufón de la corte,( que como todo el mundo sabe desde Shakespeare es el único personaje que puede decir verdades sin ser decapitado), es que hasta ahora, usted recibía dinero de su madre Europa para que lo repartiera entre sus tierras, que mejorara la calidad de vida de sus vecinos, que los sacara de la pobreza. Dinero para mejorar sus estructuras productivas, para financiar planes de desarrollo rural, para enriquecer culturalmente la zona Pero usted se gastó ese dinero en su casa, y les mandó migajas o planteó planes que beneficiaban a las empresas que después le beneficiaban a usted en lugar de crear puestos de trabajo.
-Lo sé, dijo la Junta, somos objetivo prioritario para Europa porque tenemos esas tierras empobrecidas y despobladas, y por eso las hemos mantenido así y  lo seguimos haciendo!
-Ya, pero su madre Europa ya no manda dinero, se ha cansado y por eso ha menguado la bolsa… sobre todo la suya, Junta. Y como no ha mejorado esos territorios, pues siguen siendo pobres y siguen esperando sus migajas.
- ¡Pues ya no hay migajas ni nada! Si no me dan dinero por ellas, no las quiero. ¡Que se busquen la vida! Pero no se lo digan así, díganles que se autogestionen, que sean sus reservas y sus poblaciones las que se mantengan, que ya es hora de que espabilen y crezcan…
-Pero Señora Junta, si usted se ha comido todas sus semillas, ¿cómo se van a mantener?
- Que he dicho que se busquen las habichuelas, que son unas ninis, que ya es hora de que dejen de mamar de mis ubres… fuera, ¡AUTOGESTIÓN HE DICHO!
Y ASÍ, QUERIDOS AMIGUITOS, ES COMO LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN PASO DE SUS ESPACIOS RURALES CUANDO DEJARON DE SER UN IMAN PARA LAS SUBVENCIONES DE EUROPA . 

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