jueves, 14 de noviembre de 2013

Impotente

Impotencia. Eso es exactamente lo que siento a estas horas en las que sentirme bilocada es el menor de mis problemas. Ahora no quiero estar en dos sitios, ahora quiero estar donde tú estas. Y mientras siento esa necesidad -que es física, que me duele en las manos y en la garganta- noto más que otras veces esos aguijones que me envían y que supongo me he ganado a pulso. No me importaría en otro momento, pero hoy no. Hoy estoy hasta las gónadas -sean lo que sean- de ser el centro de la diana, de ser el muñeco de pimpampún, de sentirme observada y criticada constantemente. Se acabó.
A partir de hoy, no existen. No en mi pequeño mundo, ese que llevo años defendiendo con uñas y dientes, ese que he construido a pesar de las tormentas y de los abusos, ese que ahora se ha completado contigo.
Si soy lo que creen que soy, me parece bien. Pero ya sabes cual es mi opinión sobre este asunto: "a ti no, que te gusta". A ellos no, que lo están pidiendo. Cierro la puerta de mi pequeña casa. Aquí ya no compramos autoempatía excluyente. Allá cada cual con sus odios, que los alimente, los haga crecer, les ponga nombre y un lazo y que conviva con ellos. Pero que no espere mi ayuda. Yo tengo otras cosas que hacer, aunque ante algunas me sienta ahora mismo impotente.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Lo peor

Señores, soy lo peor. Ya, ya sé, tampoco les importa demasiado, pero da la casualidad de que hoy me he dado cuenta y que, ya que me paseo por la vida con un bikini de topitos, pues no podía por menos que enseñarles esta nueva adquisición. Soy lo peor de lo peor. ¿Que porqué? Ni idea. Bueno, sí, en parte sé  por qué, pero eso no explica nada, o lo hace mal. Pero da igual, me ha tocado ser lo peor y yo que soy una mandada, acepto, humillo y me evito el nudo de esta obra, que siempre he pensado que era esa parte que se usaba para cansar a la gente y que aceptara cualquier final por muy a lo "Lost" que fuese con tal de poder levantarse del asiento.
No espero su compasión, que es una cosa muy fea. Es más, probablemente ni siquiera me sienta culpable, pero como buena atea educada en una tradición judeocristiana, o me golpeo el pecho repetidamente o no me siento digna de la hostia de después, rarezas nuestras. Pero viendo dónde han llegado las cosas, no puedo por menos que firmar mi confesión y ya si eso, me ponen a disfrutar del calorcito de la hoguera. Así que...
En este sitio (de cuyo nombre me acuerdo, pero para eso son los topitos del bikini), a fecha de hoy (coño, lo pone en la fecha de publicación, no me pidan que sea reiterativa) confieso:
1.- Que soy feliz.
2.- Que para serlo he hecho daño.
3.- Que no me siento orgullosa.
4.- Que tampoco me arrepiento.
5.- Que me pueden juzgar como culpable cuando quieran, sin tener que dar explicaciones y sin temer represalias.
6.- Que estoy hasta los cojones de que ser feliz sea moralmente reprochable, porque ser feliz no implica ser inocuo, es más, casi nunca lo es.
7.- Que defenderé seguir siéndolo.
8.- Que seguiré respetando a las posibles víctimas.
9.-Que alguna vez posiblemente yo lo haya sido.
10.- Que serlo no me justifica para hacer daño.
11.- Que ya salí de eso, o al menos lo intento.
12.-Que tengo boca y manos y ojos y piel y oídos y alguna cosa más que ahora no recuerdo. Todas en mal estado de conservación.
13.- Que he intentado toda mi vida ser coherente.
14.- Que llevo un mechero en el bolsillo, por si no encuentran fuego para encender la pira.
15.- Que me gusta la carne poco hecha.
16.- Que no me arrepiento, ni lo haré bajo presión, así que aligeremos. Soy lo peor, lo sé, viviré con ello, pero una cosa tengo clara:
Yo hice la herida. Pero no ando metiendo los dedos en ella. Que cada palo aguante su vela.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Huir de escribir para no pensar. No, huir de escribir para no sentir. Ese es el único signo de cobardía que me permito.
Pero a veces las palabras salen a borbotones y no puedo dejar de rumiarlas y acaban por colarse en mi muy ordenada vida. No es la primera vez que confieso que por dentro estoy llena de palabras y eso no hay especialista que lo pueda diagnosticar.Despertar a media noche para comprobar que aún duermo. Dormir para no recordar los sueños.
Me amparo en la realidad, pero la realidad es una novela de Dickens y no puedo permanecer ajena a ella, no puedo verla pasar con los brazos caídos ni la boca cerrada. No valgo para eso, y miren que me educaron para ello pero al final va a ser verdad lo de mi conciencia floja y mi espíritu de contradicción. No quiero escribir pero escribo porque si no estallaría.
Jubilados que aceptan de buena gana que les hagan dos recetas en lugar de una para poder darle un medicamento para el cáncer a quien no puede pagarlo.
Niños que tienen que escuchar que deben hacer cinco comidas al día y en su casa el dinero no da ni para dos.
Mujeres que se prostituyen para llevar algo a casa.
Y aún así, nada arde, nada pasa, nada se mueve.
Supongo que va a ser verdad que no se hacen revoluciones con el estómago vacío. Y por eso, precisamente por eso, me pregunto si a quienes aún nos llega para comer, no deberíamos empezar esa lucha. Pero esta vez en serio.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Y a veces me pregunto. Pero casi nunca me contesto. Soy tan mujer conmigo misma que a veces da miedo. Hago como que no me oigo, como que estaba ocupada en otra cosa, la plancha, una receta nueva, la última serie de éxito en la televisión...me ignoro como si me fuese a llegar el periodo, o como si no hubiera dormido bien o las piernas me dolieran de pasear sin moverme. Un día, ruego por un día que no tenga que ignorarme y pueda decirme  a las claras lo que pienso, lo que me muerde la lengua mientras sonrío. Pero no llega. No dejo que llegue. ¿Quién abriría la caja de Pandora haciendo tanto frío fuera? _Tanto frío dentro_.
Y te agradezco el poema...no me lo regalaste, pero lo encontré con tus pistas. Nunca me pusiste nada fácil.


DE ENTRECASA
No es la gran soledad
son los pequeños vacíos
horas en que la oficina
te fagocita,
exprime.
El tiempo que el niño duerme
su frágil siesta de hilo
y yo administro la rutina
cotidiana y doméstica,
malabarismos de la nada.
No son los grandes dolores
son las pequeñas frustraciones
el diario sin leer
las uñas hace tres días sin pintar
el no poder hacer el dobladillo del vestido de salir
ni necesitarlo.

jueves, 27 de septiembre de 2012


Érase una vez una Junta de Castilla y León que de repente se dio cuenta de que tenía provincias por encima de sus posibilidades. Casi ocho, concretamente. Pero no nos vayamos por las ramas. La Junta, que había vivido calentita en medio de sus provincias, de repente notó frío. Miró alrededor extrañada alrededor y se dio cuenta de que estaba en medio de la nada. Se levantó de repente y llamó a filas a sus hombres.
-¿Qué ha pasado? Hasta hace nada, yo estaba rodeada de provincias tranquilas, hormigueritos de los que me iba surtiendo, que me aportaban calor y alimento, y de repente me despierto y no hay nada. NADA.
-Señor, nosotros no tenemos la culpa. Lo que usted nos dijo, les hemos mantenido callados, tranquilos, acostumbrándose a estar alrededor de usted como un perrito que espera que le caigan las migajillas del pan y los pasteles que ellos mismos generaban. Y tampoco es que se hayan levantado en armas, oiga, que siguen sin dar un ruido.
-Ya, pero tampoco dan pan ni pasteles.
-Señor, dijo el bufón de la corte,( que como todo el mundo sabe desde Shakespeare es el único personaje que puede decir verdades sin ser decapitado), es que hasta ahora, usted recibía dinero de su madre Europa para que lo repartiera entre sus tierras, que mejorara la calidad de vida de sus vecinos, que los sacara de la pobreza. Dinero para mejorar sus estructuras productivas, para financiar planes de desarrollo rural, para enriquecer culturalmente la zona Pero usted se gastó ese dinero en su casa, y les mandó migajas o planteó planes que beneficiaban a las empresas que después le beneficiaban a usted en lugar de crear puestos de trabajo.
-Lo sé, dijo la Junta, somos objetivo prioritario para Europa porque tenemos esas tierras empobrecidas y despobladas, y por eso las hemos mantenido así y  lo seguimos haciendo!
-Ya, pero su madre Europa ya no manda dinero, se ha cansado y por eso ha menguado la bolsa… sobre todo la suya, Junta. Y como no ha mejorado esos territorios, pues siguen siendo pobres y siguen esperando sus migajas.
- ¡Pues ya no hay migajas ni nada! Si no me dan dinero por ellas, no las quiero. ¡Que se busquen la vida! Pero no se lo digan así, díganles que se autogestionen, que sean sus reservas y sus poblaciones las que se mantengan, que ya es hora de que espabilen y crezcan…
-Pero Señora Junta, si usted se ha comido todas sus semillas, ¿cómo se van a mantener?
- Que he dicho que se busquen las habichuelas, que son unas ninis, que ya es hora de que dejen de mamar de mis ubres… fuera, ¡AUTOGESTIÓN HE DICHO!
Y ASÍ, QUERIDOS AMIGUITOS, ES COMO LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN PASO DE SUS ESPACIOS RURALES CUANDO DEJARON DE SER UN IMAN PARA LAS SUBVENCIONES DE EUROPA . 

Señora Ana Mato. Buenos días. Para usted.
Esta mañana en la Cadena SER estamos informando de que su Ministerio planteará esta tarde a los representantes de las comunidades autonómicas que el transporte sanitario no urgente deje de ser gratuito para los usuarios, y que sólo puedan usarlo aquellos enfermos que tengan algún tipo de discapacidad psíquica o física que cause incapacidad para usar el transporte público o privado. Una decisión que puede afectar, entre otros, a los enfermos de cáncer, diálisis o rehabilitación que acudan a sus tratamientos.
Señora Mato. Usted, como casi cualquier persona nacida en una urbe como Madrid, ignorará  las características demográficas de esta provincia. No se preocupe, yo se lo explico: Gente mayor, apartada de los centros hospitalarios en los que se desarrollan esos tratamientos. Sin edad para conducir y sin posibilidades de utilizar un transporte público que no existe o es deficiente en cuanto a horarios.  Gente con las pensiones mínimas más mínimas del país y que son de esas buenas personas de las que se acordaba ayer su jefe, Mariano Rajoy, que nunca se manifiestan ni aparecen en las portadas de los periódicos, más que nada porque muchos aún tienen el miedo metido en el cuerpo. Gente que gracias a usted, señora Mato, es posible que no puedan acudir a recibir esos tratamientos, bien porque no los considere usted  (o sus adláteres, que lo mismo me da para el caso) suficientemente discapacitados, o bien porque no les de la pensión para pagárselo, a pesar de comer berzas día sí y día también y gastar en ocio lo que cuesta salir a la solana los días que el tiempo lo permite.
Señora Mato, usted, que tiene por lo menos un ipad, un ratón, una alfombrilla de ratón, un coche, un conductor, un par de escoltas, dinero para viajes, dietas y multas. Usted que cobra un pastizal y que si pierde la cartera seguirá cobrando sin problemas, eso si no acaba en alguna empresa privada de esas que se rifan los exministros para colocarlos de asesores. Usted a la que deseo no tenga ningún problema de salud en su vida y muera de viejita rodeada de sus personas queridas, usted nunca podrá entender las consecuencias de este “ parece que podemos recortar por aquí”. Señora Mato, lo cierto es que el cuerpo me pide calificarla sin tapujos como sinvergüenza como poco, pero me voy a contener. Prefiero recomendarle un entretenimiento, señora Mato. Vaya haciendo usted muesquitas en su cartera de ministra por cada vecino de esta provincia y esta comarca que sufra en sus carnes sus decisiones y cuando llegue el momento de abandonar este valle de lágrimas (para los demás, para usted no), diga usted a todos sus seres queridos: ¿Veis todas estas marquitas en mi cartera?… pues a todos estos, les hice vivir sufriendo lo poco que les quedaba. Yo, Ana Mato. Y ahí, ya si quiere, la espicha.

martes, 25 de septiembre de 2012


Buenos días. Está el congreso? Que se ponga… que amables son estos leones, oye, eso a pesar de que hoy los tienen rodeados de policías. Hola? Es el congreso? Buenos días, soy un ciudadano español, de esos que ha vivido por encima de sus posibilidades. No, por encima de sus posibilidades no, por encima de las mías. Ya. Oiga, es que me ha llegado el anteproyecto del presupuesto de ustedes y es un pastón! Que digo yo que lo mismo podíamos recortar un poquito de aquí y allá! De donde? Pues mire… casi 20.000 euros para viajes por cada diputado… no podrían conocer el mundo a través de google maps? Que se ve igual de bien y nos sale más barato! Ah, que no, que es imprescindible para besar niños y saludar paisanos. Vale, vale. Y si van en avión, en lugar de pagarles el parking no podían ir en metro, que así se dan un baño de masas? Ah, que no, que es peligroso. Bueno hombre, que el sudor no mata!. Bueno… y entonces, si le pagamos el parking de sus coches, porqué les pagamos también taxis, coches de alquiler y conductores, que son 850.000 euros…ya, que se mueven mucho. Y si les damos una tila? Ya, que prefieren café para todos.
Oiga, y los 7.000 euros presupuestados para multas? Que ya me parece abusar, oiga, que salgan con tiempo y respeten las normas, como todo el mundo! (…..) vale, vale, si ya sé que un fallo lo comete cualquiera, pero así vamos a tener que infringir las normas los demás para que el estado recaude para pagar las de los diputados…
Oiga, y los 10.000 euros para la reparación de los Ipads… si les damos un pizarrín y un trozo de ladrillo, que nos sobran muchos? Ah, que los pizarrines no traen juegos… pero si ya les pagan la suscripción a Orbyt para que vean las pelis que pone Pedro Jota!
Y los ratones, no podían dormir en la panera, como toda la vida? Hombre, es que 1.000 euros en alfombrillas para los ratones… serán persas, por lo menos…ah, que para esas alfombras y otras monerías ya han presupuestado 80.000 euros. Y los tres millones para estudios? Eso lo sabe Wert? Pues que vayan estudiados de casa, o que hagan la FP. Ah, que listos son listos. No ya, se nota… Bueno, entonces no hay forma de rebajarlo, no? Así que a pesar de los 18 millones que se llevan en sueldos no tienen ni para comprarse la alfombrilla del ratón ni para pagar la comida del congreso, que está subvencionada… oiga, y si se lleva un tupper? Que cuesta lo mismo? Ya. Pues nada, señor Congreso, siento molestarle y póngame a los pies de sus señorías, así lo mismo ahorran en alfombras…